Premio en memoria de Jeanne Crandall Broulik
Libby Bernadín
En la Isla de las Palmas en el mes sin luna
Nunca ha habido un mes sin la luna,
al menos no para mí. No veo estrellas en el cielo,
sólo oscuridad, aunque las luces parpadean en el horizonte,
barcos en la mitad del mundo manteniendo un rumbo constante.
No puedes preguntarte conmigo mientras anhelo esta miga lunar.
No importa como yo lo quiera, ya no puedes hablar
conmigo, come la tarta de manzana, bebe el merlot que amabas.
Esta mañana voló cerca una gaviota vieja,
aterrizó frente a mí unos pasos y esperó,
como lo hiciste cuando me agaché para salvar
una vieira de un lecho de pedacitos de concha leonados.
En esta quietud de esta noche, soy como un joven
niña suplicando bajo un cielo de febrero
hasta que se despejen las nubes: dame una luna,
cucharón mi taza con capas de rayos blancos
como para aplastar este espantoso rugido,
esperando un limbo hacia el este de la luz lunar.